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domingo, 21 de diciembre de 2008

10ª Jornada/II Año: Miércoles, 17 de diciembre de 2008

...los poemas son como bolitas de mercurio y se desvanecen



Hoy flota algo diferente.

A nuestras espaldas un cuadro nos acompaña con ojos asustados y letras blancas.
Los convocados a esta reunión van llegando Celia y Rocío. Rocío y su trancazo. Sagrario y Elena. Elena navideña.

David, Vicente, Javier todos ocultando algo entre sus manos o en sus pensamientos.
Carmen sin fronteras, sin dientes, pero con una gran sonrisa, la expresiva Ana.

Algunos no están aquí, aunque sí, el eco de sus palabras. Amalia Bautista "los poemas son como bolitas de mercurio y se desvanecen" ¿dónde están?.
Sueños de dientes de madera envuelven a David.

Las palabras toman el poder, el pensamiento no es único. Vicente y sus poetas de Mercadona con máscaras de cerdo para poder respirar entre la basura de la mediocridad.
Celia y la hipocondría de su personaje. Javier quiere que le dé gestos y vida para humanizarlo. Como los que tiene Ana a raudales: gestos y vida.

Elena nos lleva de la mano de su
"Intuición"

Después de estirar conjeturas
de pasear el tiempo...


Y yo tengo una pluma adherida al rojo como una segunda piel.
¿Significará algo?

Nos vamos, pero volveremos.
Sagrario del Peral
20 de diciembre de 2008

9ª Jornada/II Año: Miércoles, 10 de diciembre de 2008

INFORME PERICIAL DE LA OPERACIÓN “TERTULIA SECRETA”


Llega el momento: Día D. Hora H

18:00 horas. Accedo al Café Galdós siguiendo las indicaciones recogidas en los informes preliminares. En el interior me encuentro a seis individuos, dos hombres y cuatro mujeres, sentados en torno a una mesa. Me posiciono disimuladamente en la mesa de al lado, desde donde vigilo sus movimientos y me dispongo a tomar notas. Mi vestuario, camisa y corbata, me ayuda a pasar desapercibido entre el resto de la clientela que ocupa el local. Los seis individuos piden café, cerveza, infusiones. Hablan de un séptimo miembro de la organización, al que denominan con el alias de Javier, a quien parece que esperan para dar comienzo a la reunión. Sospecho que el tal Javier puede ser el cabecilla de la banda. Echan en falta a otra posible agente a la que denominan Liber, también conocida por “Lady Noise”. Entretanto, los individuos conversan sobre la compra compulsiva de libros que nunca llegarán a leerse, sobre libros digitales, citan a un tipo a quien llaman Bukowski (¿?), comentan un documento interno que ha circulado por la organización subrepticiamente titulado “Tripas”. Uno de los hombres, de unos treinta y seis años de edad, al que los demás nombran como Vicente, y que luce una cicatriz en la cabeza como secuela de alguna reyerta nocturna con arma blanca por probable ajuste de cuentas (Nota: revisar su ficha policial), saca de su bolsa un libelo que lleva por título “Short Cuts” (Vidas Cruzadas), escrito por un sujeto llamado Raymond Carver, documento que pasa de mano en mano hasta acabar en el bolso de una de las mujeres asistentes, a las que los demás miembros del grupo se refieren con el sobrenombre de Carmenfron.

Crece el grupo

18:35 horas. Aparece el tal Javier. Los otros dos hombres que están en la mesa comentan el acierto de los profesionales de la medicina que han practicado una operación de cirugía estética sobre el rostro del recién llegado. No me quedan ya dudas: alias Javier debe de haber adoptado recientemente una nueva identidad al objeto de evitarse responder ante la justicia por su pasado. El citado Javier saca de su cartera una suerte de revista que asegura haber adquirido en la ciudad de Badajoz. El documento contiene ilustraciones insólitas que los demás interpretan ceñudos. La conversación siguiente se desarrolla en una clave secreta que soy incapaz de descodificar: los que ahora ya son siete hablan de algo que denominan Rascamán (¿?) y que, por lo visto, alude a un desfiladero inexistente que otro agente de la organización, conocido por Andrés (no presente hoy), incluyó en un antiguo dossier sobre viajes hecho por capítulos. A continuación, los individuos discuten acerca de si es más fácil y mejor esconderse detrás de la poesía o de la narrativa. Intuyo que el objetivo de este extraño debate no es otro que marcar las estrategias a seguir por parte de la sociedad secreta de la que forman parte. De pronto, aparecen dos miembros más, una mujer a la que llaman Sagrario, y un hombre al que se refieren por el nombre de Aureliano. Este último anuncia un acto, “Rituales de la Papa” (nombre en clave, supongo) para el próximo día 17 de diciembre a las 20:00 horas. Los que ahora ya suman nueve se preguntan por la suerte de la que sería la integrante número diez, y la que nombran como Ana. A la tal Ana ellos se la imaginan esquiando, que debe de ser la manera que tienen de dejar constancia de que está cumpliendo algún tipo de misión u operación secreta.

Hora de las lecturas

Aquel a quien llaman Aureliano recita unas palabras, de las cuales consigo anotar las siguientes: “Aún me duelen las alas / por mucho que me arrastre / y por nada que ascienda”. El tal Aureliano explica que son palabras que dice el Diablo (¿se tratará esta de una organización diabólica?, me cuestiono), y que nacen de la pregunta: por qué existe el Dolor y por qué existe la Piedad, así como de la respuesta: tiene que haber Dolor para que haya Piedad. Seguidamente, es alias Javier quien lee las frases que trae escritas en un cuaderno pequeño y aparentemente inofensivo, de las que logro también registrar dos: “Todos los días / no son días de foto”. Evidentemente, sus afirmaciones encierran un mensaje oculto que sus camaradas parecen captar, pero yo no: ignoro si se refiere a nuevas técnicas fotográficas o a una especie de melancolía digitalizada distribuida por versos. Sin apenas transición, es un tal David el que lee una historia sobre un señor que pierde una oreja tras desinflarse su muñeca hinchable, después de haber perdido antes los dedos de una mano a la muerte de su perro, la nariz por el accidente aéreo de tres compañeros de trabajo, y yo no sé cuántas cosas más. Este tal David, a pesar de su carita de no haber roto nunca un plato, después de leer lo que ha leído me parece el más insensato del grupo. Ahora es la tal Sagrario la que muestra unos dibujos hechos para la ocasión, en los que se representan, entre otros objetos, un gato-guitarra, y recita el discurso que ha escrito, del que anoto las siguientes dos frases: “En la cama del desesperado / el dolor se intensifica”. La última en leer es una tal Celia. Por lo que comentan los demás, esta mujer, que debe de tener alguna clase de parentesco con el tal Aureliano, participa hoy por primera vez en las reuniones periódicas de la sociedad clandestina objeto de mi investigación. La tal Celia lee un relato sobre un aspirante a espía que se enfrenta a las pruebas de acceso ilusionado por su futuro. Un texto muy adaptado a las circunstancias, opino, que los otros miembros del grupo saludan con regocijo: todos ellos se miran entre sí y asienten con la satisfacción de saber que acaban de ganar una adepta para su causa. Se quedan sin intervenir una tal Elena y una tal Rocío, quienes afirman “no haber hecho los deberes”. Esta afirmación, cifrada sin duda, me impide juzgarlas para este informe, obligándome a revisar en comisaría sus dos fichas policiales (Nota: revisar sus dos fichas policiales)

Se levanta la sesión (Conclusiones)

20:30 horas. Cada participante aporta una pequeña cantidad de dinero, que luego reúnen y entregan a una señorita vestida de negro que dice ser la camarera. Queda claro que esta es la tarifa que han de pagar para granjearse su silencio. Por último, se marchan. A la vista de todo lo anterior, tengo que declarar y declaro que este grupo, formado por rudos hombres de oscuro pasado y mujeres por cuya belleza e inteligencia cualquier cobarde sería capaz de atracar un banco, cuya meta consiste en creer que los miércoles, anodino y aburrido día donde los haya, puede convertirse en una auténtica jornada festiva, posee una alta peligrosidad social y debe ser disuelto por la autoridad competente a la mayor brevedad posible.

David Lerma
En Madrid, a Miércoles 10 de Diciembre de 2008

lunes, 8 de diciembre de 2008

8ª Jornada/II Año: Miércoles, 3 de diciembre de 2008

El mascarón de la fragata Libertad


(De Gran Vía a Alcalá. Atravesar la ancha calle los miércoles por la tarde a cierta hora deja un corte limpio. A un lado queda lo que nos juzga a cada paso, con su ruido de fondo y el inútil rugir de coches. Lo que se pretende olvidar. Al otro, el dejarte habitar por un baño de abril).

Estoy casi puntual. Aure está frente a la puerta: cazadora de aviador, su gorra ya en la mano, lee algo en una columna del Galdós. Desprovistos del abrigo tomamos asiento y abre su nutrida cartera. Libros de pie. Como llegan Rocío, Ana, Vicente… los va comentando, su fecha y modo de nacimiento. Un nuevo número de la Revista Luces y sombras, el 24, aún por presentar. El de los olivos, oro líquido que se acompaña del aceite. Uno viene expresamente en pago al poema “Esperando a los bárbaros” de Kavafis. Vicente huele su regalo: abre el libro y lleva la nariz sobre él, inconscientemente, pretende imprimir su sello, su propiedad.

Ana trae una enorme bolsa azul. Una empanada paseada por un curso, muy envuelta, como las mujeres de un pueblo en Portugal, con siete faldas. Vino con ella de su pueblo. Javier llega un poco más tarde y anuncia que cuando se empieza a trabajar ya no se tiene el mismo control sobre el tiempo.

David intenta pasar desapercibido, pero no lo consigue. Y le hacemos una ola de besos.
Carmenfron en su proceso de cambios. Su trabajo bien, pero está pensando en cambiar. Está mucho más viva por eso y no quiere ni oír ni leer ningún poema de muerte.

Aure nos lee primero porque en su afán de estar en más sitios (¿Encuentros del Círculo de Bellas Artes?) pronto se marchará. Tras la cita en inglés nos lee sus versos en los que un inmigrante pide que le acojan, considerando su miedo y su ser vulnerable, principios de dignidad. Aunque le resulta difícil escribir por encargo, nos lee el que aparece en la recopilación de los olivos. Bella conjugación entre favorecer su crecimiento con sus cuidados y el sentirse orgulloso.

Y nos quedamos un poco hablando de la papa, otro comestible y complejo tema poético que es objeto de un homenaje. Sale el nombre de Antonio Ruíz (¿Antonio Ruiz Bonilla. Sevilla (1968)?).

Vicente confiesa a Aure que le gusta mucho el poema AHORA, recogido en “Menos nuestro dolor”. La relación entre Ezra Pound y Walt Whitman. El vagabundo y el insatisfecho. Releyéndolo también descubro que David escribió un poema con su remedio del remedo original. Eso fue allá por abril.

Por las carambolas de la vida, Liber, la chica que más nos cuida, (con Sebas, “rapaz” que dice Ana), ha leído la bitácora y nos felicita y se emociona. Con avidez pregunta que cuándo sale la siguiente. Entonces me pasa algo por el corazón, que ella bien puede ser el mascarón de proa que corta el viento de una fragata que se llame LIBERTAD.

Seguimos cayendo en unas casillas y en otras, como en un juego de la oca.

David ha leído una entrevista a cuento, creo, de una bibliografía que saldrá sobre Miguel Hernández. Se afirma que el poeta compartió durante años principios falangistas con Ramón Sijé.

Y ahora nos saltamos las fronteras del tiempo, y buscamos la esencia de la política o, al menos la verdad de la historia. Vienen José Antonio Primo de Rivera y Carrero Blanco y su relación con el dictador de entonces, sus lealtades y temores.

Añade David el recuerdo de una obra de Arturo Barea, las tres novelas autobiográficas, “La forja de un rebelde” en la que refleja algunas anécdotas sobre el general Francisco Franco y otro personaje como Millán Astray.

Fugazmente pasa John Kennedy Toole, su primera novela “La Biblia de Neón”, escrita a los 16 años y publicada en 1989.

También, como una ola, no canción, no, película: La ola, “Die Welle”, Dennis Gansel es el director. Parece ser que cuenta algo similar a lo que ocurrió en 1967. Un profesor de historia, después de cinco días, tuvo que interrumpir su ensayo con el que pretendía hacer comprender a sus estudiantes la dimensión real de la autocracia, con excesivo éxito

Aure se arranca a contarnos cómo va su relato, su historia sobre el sueño que le encuentra entre los muertos de su grupo. No me gusta nada que diga que, siguiendo un orden, que es uno como podría ser otro, su turno está cerca.

De todo esto y de la búsqueda en la otra vida de la afición que se disfrutó en ésta trata su texto en elaboración.

Para entonces David ya nos ha dicho que su hijo cumplió un año el 23 de octubre.

Luego Aure se levanta y, a su regreso no viene sólo, nos presenta a Tomás.
Pero no se llegan a sentar y ya vuelven con Ana. Decimos nuestro nombre sin consumiciones. Les sugerimos la posibilidad de que se unan a nosotros cuando les apetezca. Rocío, con su honesta verdad verdadera les dice que también hay relatos, no solamente poesía.

Es ahora cuando esto se convierte en una cascada. El agua cae, después de coger altura. Nos zambullimos y nos quedamos abiertos como una rosa madura y franca. Giramos y saltamos entre el torbellino casi tan bien como nos ha enseñado Vicente, nos dejamos llevar.

Ana se convence primero para leer:
Poemas del amor sumiso,
Premio Carmen Conde 2008


Ana Delgado Cortés

Y Javier sí que se acuerda de los poemas de Ana, e insiste en cuánto le gustaron cuando los oyó, tiene la memoria de los versos, aludiendo a Alvaro García.
De Poemas del amor sumiso nos lee La malquerida.

Sigue Tomás que saca sus hoja hilvanadas y, con un tono hipercrítico dice que llevan mucho tiempo escritas y no las ha supervisado. Nos presenta una mecedora no merecedora de que él se meza… y pasa a un clavo, el que hace la vida para obligarte a agarrarte a un clavo ardiendo, sin clavo. Comienza a leer un poema que le sale al paso pero, agriamente, le corta y lo deja mudo. Lo censura por pertenecer a la tercera categoría… Y le decimos que no le deje así, pero él ya tiene muy claro su pasado inmediato.

Escuchándole me parece que compartimos una caja de resonancia en la que se amplifica lo que nos decimos, a veces para seguir sin entender nada. Y es que no podemos transitar por los relatos o los poemas sin procurar su toque, su olor…

Caigo sobre las cartas dormidas, agitada por Bartbely. Hay sugerencias, algunas se trasladan.

Carmenfron se pone sus gafas para leer cuando ya se han ido Ana D. y Tomás. Tiene reservada una intrigante historia de libros que guardan la esencia de las personas. Un arquitecto queda atrapado, nada más llegar, junto al zahorí que sabe cuándo lloverá y dónde cayó lo que se perdió. También hay una chica con los zapatos que hacen el ruido del chirimiri al caer, una ladrona de nombres que se lleva toda la vida consigo: Ana Sánchez Peralta.

Vicente y Aure quieren que lo mande al grupo para saborearlo despacio.
Aure se va. Ana Glez. lee un poema de Octavio Paz,
Otoño.

En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.
.........

Variando el hilo del sedal de pesca, vamos hacia delante y nos plantea Javier el dilema de si preferimos escuchar a Amalia Bautista, el día 18 o acompañarle a él a la presentación de Edu, en la calle Leganitos.

El miércoles 17 se piensa para la cena de Navidad, en la Finca de Susana.

Rocío nos da todas las consignas: amigo invisible por valor de 8 euros. Literario o peliculero, que para eso estamos en onda. Intercambiable, porque se irán sacando aleatoriamente. La mano inocente del amigo invisible.

Dice Vicente una frase sugerente: mi suicidio fue un éxito de crítica y público.

Como después de esa semana hay dos miércoles de guardar se propone cambiar de día para los que se apunten, por ejemplo lunes o martes.

Ana se va a Cerler y propone que le acompañemos todos.
Javier ha traído la lotería de la ONG de Getafe Balanza de Cristal.
Rocío se fue a recoger un premio cerca de Murcia, pero se le queda sin contar, hay muchas noticias este miércoles.

Cogemos de nuevo la senda de la lectura con El hombre del quinto de Rocío, extensión 8888. En este drama individual que es una comedia colectiva se mezcla un abominable hombre del quinto con el chico de los sueños de la telefonista. Un Jacobo Requena del Amor perfecto con una voz que enamora …….”hasta que le conoces!”, dice Vicente, más Vicentrillo que nunca.

“Qué necesidad había de quedar si todo iba de perlas” (para un apolíneo, supongo); y que, “además”, dice David, “ya llega un punto en que te planteas que conoces a mucha gente y no quieres conocer a nadie más”.

Y Vicente se viene arriba con una interjección y un “¡¡es verdad!!”

Todos asistimos a la simbiosis de pensamiento de ambos y nos alegramos de que puedan multiplicar y crecer el uno con el otro, complementándose.

Se preparan los deberes:
1. Yo ya no quiero conocer más gente.
2. Yo le dije: “Soy muy bien mandada”. “Bueno, pues lárgate”. Y se fue.

Es el momento de levantarnos pero Javier anuncia que es su santo y que nos invita y todos decimos felicidades, ¡qué cabezas! Salen otra vez los seguros de decesos, la edad para contratarlos… Cualquier excusa es buena para hacernos los remolones un poco más.

Salimos a la calle y no sentimos tanto frío. Como si por dentro tuviéramos los órganos más entonados para hacer frente a la noche, con sus leds pendiendo de una catenaria que nos confunde, conduciéndonos como sonámbulos.

Lo más turbio de este día es que hayan matado a un hombre más por nada que por algo. Otra familia que no podrá ser feliz en mucho tiempo. Si saliera de un yogurt caducado un ser diminuto, con aspecto de enano y me anunciara que me concede tres deseos le pediría que nos salvara del horror, de estos que no son naturales.

Y así quedamos del lado de lo que se pretende olvidar. Con su ruido de fondo y el inútil rugir de coches, juzgando a cada paso.



Elena Gutiérrez
8 de diciembre de 2008


miércoles, 3 de diciembre de 2008

7ª Jornada/II Año: Miércoles, 26 de noviembre de 2008

La Tertulia del 26 de noviembre de 2008:
Carmenfron, Vicente, Javier, Rocío y Elena
(y la presencia-ausencia de Ana)



Ay, el Galdós, cuánto ruido para tanta corbata. Y David Grubb en la mochila, que saco y se lo entrego a Javier, le acompañan Rocío y Elena. Y no pasa ni dos minutos cuando aparece una fuerza galega con ímpetu de mar. Solo que esta vez la impresión marítima de oleaje choca contra una costa llena de médicos de ojos estrábicos y con artilugios brillantes a lo Alien. Nos explica que ha estado mala, pero encuentra fuerza-chipirónica de empanada size XXL y nos dice que tiene que irse a dar un curso; veo que es una muchacha importante. Da un hasta luego y sale zumbando como un dibujo de la Warner, dejándonos con los cortes faciales del coyote. La cara de trazo de cómic aún no nos ha desaparecido, y nos da tiempo a quedarnos en el desierto cuando Rocío pone los tintes sobre una comida de trabajo para que a Javier, one more time, le invada el espíritu de Dalí. La conversación circula esta vez sobre el rector de la complutense, hermano de Iñaki Gabilondo, que en un libro sobre la alteridad me ha dejado, tras sucesivas intrincadas lecturas, la impresión de que hay que desdoblarse, colarse por los oídos del otro y ver con pupilas derretidas. Aun no ha salido el tema literario, y ya una película, otra más, se recomienda para aquellos días (leche, ya parezco un anuncio de la Coixet, con nubes blancas y muyayas saltando) envueltos en frío, lluvia y cerebro derretido. Se trata de Vías Cruzadas, una película tan corta en presupuesto como en tamaño del protagonista.

Javier nos recuerda que dentro de tres semanas, habrá un recital de Amalia Bautista, y surgen recuerdos del curso de creación que impartía en la Plaza Ágata. Son recuerdos que pueden salvar, a pesar de que la literatura, como un arte que en la actualidad ya no perdura, no lo salva todo. Esta afirmación me recuerda a uno de los protagonistas de la película Fahrenheit 451, junto a la frustración cuando los libros le dejan abandonado cuando su mujer muere.

Lee Elena un poema llamado Retenida. Me gusta el título, muy de poliédrica significación Carveriana. Cuando acaba de diluirse el sonido del poema, Javier recoge el concepto sínquisis y lo pone encima de la mesa, junto a la brillantez de sintagmas como Agujas de hierro y capa de piedra, que anteceden a un final de cordel en el cuello y golpe contra la arena: “Deja crecer las uñas”.

Llega Carmen From y se sienta, esta semana no nos ha entretenido con ninguna historia de almas en busca de comprador. Entonces ocurre algo imprevisible, Rocío queda poseída por un chamán que con una Pentax de lente de 30 nos rebaña el alma y lo guarda en una memoria Simm de 1Gb. Cierra el robo con un: “No todos los desertores están orgullosos”.

Mientras, Javier nos presenta otro de los capítulos de su Francotirador. En este capítulo el que espera el disparo del 47, no sabe cuándo va a suceder, y busca, sintiendo que el tiro a lo mejor ya se lo han dado. Pregunto sobre los flecos y detalles para un relato sobre un niño de cinco, de 5 años, que con su padre de la mano, le sube a una tarima para ahorcarlo. Carmen ofrece el detalle sobre la conmutación del ahorcamiento por el de cadena perpetua, además de que el hacer de un problema casi un hermano lo convierte en un helado de vainilla.

Rocío lee lo que llama ella un decálogo narrativo. Rememorando la vejez del protagonista, deja la impresión de que la enfermedad es violencia.

El tiempo nos dice venga, que ya es la hora. Nos acercamos a la barra, y ya fuera tiramos cada uno por nuestro lado, y el frío, el desgraciado, que se viene con nosotros.


Vicente González
2 de diciembre de 2008