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domingo, 24 de noviembre de 2013

11ª Jornada/VII año: Miércoles, 20 de noviembre de 2013

(Javier Díaz Gil y Esther Giménez)

La poeta Esther Giménez en la Tertulia Rascamán

El miércoles 20 de noviembre, en nuestra sesión número 11 de la Tertulia de este curso 2013-2014 contamos con la presencia de una estupenda poeta, Esther Giménez.
Y a la cita acudieron a compartir poesía y conversación, M Antonia Copado, Alberto Torres, Horacio Herrera, Rocío Díaz, María Moreno, Carlos Ceballos, Fede Monroy, Ismael, Paloma Sánchez, Vicente y yo mismo.

Tertulia en la que despedíamos a nuestro compañero argentino Horacio, que tras tres semanas de compartir Tertulia, regresaba a Buenos Aires y al que echaremos mucho de menos y Tertulia en la que dábamos la bienvenida a una nueva compañera, María Moreno.

Alberto le da su bienvenida a María dciéndole que quizá aquí no encontrarás respuestas pero "si quieres preguntas, tenemos muchas para compartir".

Presento ya a Esther Giménez, centrando algunos datos de su biografía:

ESTHER GIMÉNEZ
(Villa de Vallecas, Madrid, 1979) Estudió  Filología Inglesa en la Universidad Complutense de Madrid. Fue ganadora ex-aequo del Premio Hiperión de poesía 2000 con su libro Mar de Pafos. Después ha publicado un segundo poemario, Epitafios (Cuadernos del Vigía, 2001) y ha sido incluida en varias antologías poéticas: Un siglo de sonetos en español (Hiperión, 2000), Ni Ariadnas ni Penélopes (Castalia, 2002), Mujeres de carne y verso ( La Esfera de los Libros, 2002), En pie de paz (Plurabelle, 2003), Veinticinco poetas espanoles jóvenes (Hiperión, 2003) y Todo es poesía menos la poesía (Eneida , 2004). Ha publicado un tercer poemario en Amargord, 2008, "Lamento por un ángel caído".
Entre los presentes hay unos cuantos licenciados en Filología. Hablamos de Filología, de la Universidad, de la utilidad da la carrera desde el punto de vista de la creatividad. Parecen todos estar de acuerdo en que procura cococimiento pero no favorece la creación.

Comienza Esther Giménez su lectura, repasando sus libros publicados, por el primero: Mar de Pafos (2000), ganador del premio Hiperión de poesía.
Nos cuenta de la portada del libro que es un grabado de Cabanel, "Nascita di venere". El editor eligió esa imagen que Esther, sin saberlo él, tenía colgada en su habitación.
Nos aclara que Pafos es una ciudad de Chipre en la que estaba el templo más importante dedicado a Afrodita. Afrodita se bañaba en su mar y se limpiaba así de sus "pecados".

Nos lee Esther el poema "La dormeusse Paul Valery)", le pregunto si se reconce después de trece años en estos poemas. "En algunos sí, en otros no", nos dice.

El libro, nos explica, tiene dos partes que dialogan entre sí. La primera es "el prisma", representa al poeta y es masculino. La segunda parte, "la luz", es la Poesía, lo femenino.

Por eso, en la segunda parte aparece el poema respuesta al que acaba de leer: "la anti dormeusse"

Hace tiempo que no escribe sonetos, si no lo haces los pierdes, hay que ejercitarlos.

Para mostrar ese aspecto del libro nos lee ahora "Adiós a los tejados" y "De vuelta a los tejados".
A Esther le gustan mucho los gatos, nos confiesa. El segundo poema es raro en ella porque tiene un toque optimista y "yo soy una pesimista recaclcitante".

Carlos le pregunta que si no le interesan ya las estrucutras clásicas es porque sus poemas son ahora más abiertos, más fragmentarios. Lo que quiere ella, nos dice, es que mporte el ritmo y la cadencia y borrar al autor.

Estamos de acuerdo todos en lo que afirma ahora Carlos. En un soneto hay una tesis que hay que plantear en los cuartetos y definir en los tercetos.

"Cuando eres joven te arriesgas", dice Esther.
Fede dice que hay que experimentar desde el soneto clásico y Horacio que en Argentina el soneto acabó con Borges.
La generación de Esther recuperó las formas clásicas, el buen poeta debe practicarlas.

Le pido a Esther que nos lea una de las dos sextinas de "Mar de Pafos". Nos lee "La reinassance marina". Es una estructura difícil que Esther Giménez resuelve de forma impecable.

María pregunta si hubo poemas que desechó para el libro.
Sí, algunos poemas de amor que podían leerse en clave metapoética.

Creemos que un buen libro de poemas debe responder a una estrucutura. No ser sólo una colección de poemas. Afirmo yo que un libro de poemas debe empezarse a leer poe el índice para comprobar que existe esa estrucutra de la que hablamos.

Pregunta Alberto si decide cómo quiere que sea el libro o surge tras la escritura de los poemas.Esther va escribiendo y cuando pasa una época ve que esos poemas son un libro. Escribe de manera intermintente y responde esa escritura a cambios en su vida.

Cuando ha tomado la decisión de descartar poemas, los guarda pero ya no vuelve a ellos.

Retoma la lectura y nos lee el poema "Serte poética" perteneciente a la parte del poeta. Recogemos el poema en este vídeo que os dejo aquí pero en el que lamentablemente falta el primer verso del soneto, el soneto dice:

Que todo es un problema de sintaxis
no en vano lo aprendí. Que la premura...



 Esther Giménez siempre ha tenido mucha relación con el inglés desde pequeña. Empezó luego a leer a Shakespeare y le encantó. Probó a experimentar y funcionó. Le gustaba mucho Queen y Fredie Mercury. Producto de esa admiración es el poema "In te lap of the gods". En este poema aparece en acróstico el nombre de FREDDIE MERCURY.

Para terminar la lectura de Mar de Pafos, nos lee "Pan", que incluye un verso homenaje a Joyce, de su "Retrato de un artista adolescente": los 17 es la mejor edad para sufrir. Y después un poema más largo con estrofas de origen irlandés, los limericks: "Something's rotten in the state of Denmark"

Epitafios, 2001, es su segundo poemario publicado. Son trece poemas. El 13 tiene su simbolismo. Habla de los ídolos que se caen cuando superas la infancia.

De este libro escuchamos "Otoño","It" (en el que habla de matar al padre poético), "Sueños son" y "Tempus fuguit", dedicado a un Charlton Heston que antes fascinaba a Esther.

Con este libro fue abandonando Esther Giménez el mundo barroco por el de imágenes más claras.

Lamento por un ángel caído, de 2008 es su último libro publicado.
El ángel caído es un buen icono de cómo romper las normas, de rebelarse. El ángel caído le enseñó quién es ella y luego se fue y la dejó abandonada en esta fiesta de hicpócritas.

El libro está estructurado en cuatro partes, cada parte tiene diez poemas.

La 1ª parte: El lamento.
La 2ª parte: Canción del páramo, (el lugar mítico donde estará el ángel caído).
La 3ª parte: El banquete (esta sociedad en la que nos encontramos rodeados de gente con la que no te apetece y con la que tienes que se agradable). Lo opuesto al arte y a una sociedad elegida es este banquete. Acaba esta parte con una reflexión sobre el oficio de escribir.
La 4ª parte y última: Cuentos místicos (se replantea las creencias impuestas: religiosas, dogmas, costumbres, ideologías...). Para encabezar esta parte ha elegido una cita de Pulp fiction.

Nos lee alguno de los poemas:

"El rock ha muerto..."
"Desalmado el poeta..."

El libro acaba bien, dice Esther., riéndose.
De este libro hemos recogido en el siguiente vídeo dos de los poemas que leyó y que podemos escuchar en la voz de Esther Giménez:



Hay un par de libros inéditos que nos trae Esther Giménez.

El primero es "Desarraigados", recoge los poemas de otro libro inédito "El libro de Próspero" (Próspero es un personaje de Shalespeare, de "La tempestad") y habla de los personajes que se quedan fuera de escena.
Nos lee unos cuantos poemas:

- "El ángel caído" (los pájaros que utiliza Esther en sus poemas tienen un punto siniestro, nos aclara). De este poema nacerán los que luego formaron parte de su libro "Lamento..."
- Gota de cera"
- "De ratones y hombres"
- "Casi una rapsodia bohemia"
- "De invierno"

El segundo libro inédito es "Poemas del tedio". Está organizado en los 7 días de la semana con 7 horas cada día. 7 poemas cada uno de esos días.
Nos lee alguno de los poemas, son más desgarradores, más breves e intensos.

Hablamos, casi terminando la sesión de la Tertulia de hoy de la faceta de Esther Giménez cantante. Es la cantante de un grupo de rock: "Esmarelda". Yo que he tenido oportunidad de escuchar cantar a Esther os aseguro que es extraordinaria, qué pedazo de voz.

Nos dice Esther Giménez que el 10 de diciembre de 2013 presentará un espectáculo poético musical en la sala Bella Ciao, en Madrid: "Entre el caos y el K.O." No faltaremos.


María pregunta si separara la poesía de la música. Nos dice que sí. Para ella es más fácil escribir una letra para una canción que no musicar un poema ya escrito.
Hacer letras de rock en español es complicadísimo, añade.

En ese espectáculo los poemas hablan del K.O. como catarsis, como un estado de alivio, de la felicidad.
A veces se plantea de qué sirve el poema: para expresar una emoción... Pero luego está la conciencia de que lo malo sigue ahí acechando.

Aun así se reconcilia al final con el poema porque le persigue.

Esther nos lee alguno de estos poemas:
- "Me pica la poética..."
- "Rectifica..."

Esther Giménez nos deja con las manos llenas de emoción y poesía. La poesía verdadera, la poesía que importa y que nos acompaña. Nos despedimos de ella en la puerta del Ruiz, en este frío noviembre, un frío que hemos desactivado hoy con sus versos.


Javier Díaz Gil
24 de noviembre de 2013










Algunas imágenes más, testigo del encuentro:







viernes, 22 de noviembre de 2013

10ª Jornada/VII año: Miércoles, 13 de noviembre de 2013


("El rapto de las hijas de Leucipo". Rubens. 1616) 
Alte Pinakothek de Múnich (Alemania).


Bitácora del 13 de noviembre de 2013.

1ª parte: El deseo
por Juan Antonio Arroyo

   Aquella tarde en Rascamán, los caballos parecían desbocados y detrás en la penumbra un aprendiz avisador, mitad ángel y demonio contempla los arrebatos de los raptores y además desea hablar al oído de cada contertulio, es como un mono adivino que recuerda y recuerda pasiones encendidas.

    Los  asistentes, que llegan después de aparcar sus caballerías en la calle de Ruiz, unos en goteo y otros, los primeros, de repente. Pero se hizo pronto una piña de deseos que reunió a  Javiboss, Rocío, María Antonia, Isabel, Cinta, Paloma H., José León, Juan A., Horacio, Alberto, Alma, Ana, Carmen y Paloma S., que me relevará al final en terminar de recoger los deseos, con más o menos cuitas del adivino a cada poeta o/y narrador. 

   Aún no ha habido rapto a pesar de la inquietud del pequeño luciferángel del cuadro, que quiere salir y entrar en la reunión de los deseantes citados.

   Al principio hay una música ambiental  con fotos de la sierra madrileña, de reciente visita por algunos que cantaron poesías petrificadas, para que nunca se olviden.

  Javiboss recuerda, que si es por musicalidad únase a la poesía de Esther Giménez, que llegará en su caballo el próximo día veinte al Café. José León, no puede ocultar de un salto del niño al oído, el instrumento Sistro, que batía para los poetas latinos, sonando cascabeles, probablemente ello calmaba el arrebato de los equinos.

   Para calmarse la reunión con parada en su silla del niño que nos mira, se narran cosas de agujetas por Horacio en la excursión reciente por la sierra madrileña de los poetas y de la simetría en los deseos de la delicada poeta Charo. Pero los deseos desbocados, levantándose el niño, llevaron al impulso de recrear en poesía la Piedra de la Locura de Lucas Carnach. También se acercó dicho ser al que esto narra y la reacción mía fue la posibilidad de hacerlo también con los llamados Hiperactivos para desnudar su traje mentiroso y el niño como un oráculo pronosticó en mi oreja que eso podría serenarlos siempre que los caballos se relajasen.

  El volador va junto al rostro de Isabel y de repente ella habló de Paracelso y la vida natural, aunque eso al pequeño no le pareció bien, acostumbrado a los arrebatos. Mientras Horacio, se relaja como puede y se empapa de Madrid visitando sus museos, antes de su vuelta a Argentina.

  Me dispuse a ser el primer deseante, pues mi caballo fue atado al palo en la soledad del primer llegado aunque con su deseo se acompañó pronto por otros equinos.

   Deseé recordar a Cernuda, con su “Infierno y Paraíso”, ya escritos en la foto de amores de David para su entonces novia. De ahí le viene su alma poética que empapa relatos cernudianos de la vida literaria y nos enseña muchas veces a todos ambas partes de la  vida… El caso es que necesité cambiar algunas palabras de mi poema que combinaran con el traje a medida. Me dijo el duendecillo que la vida es de verdad exigua, pero que había que palpitar con el fuego incesante de los caballos para después pisar el cielo, aunque fuera cosa breve.

  El angelote da un salto y le recuerda a Javiboss lo de Ícaro, que pregunta entonces ávido de noticias. Le provoca decir, ¿qué cosas hay para hoy…? La tarea estaba bien definida y el pequeño diablillo sonríe satisfecho con su recordatorio.

  Comienza Javier leyendo del poeta Fernando Soriano, sobre.. “Ópalos”,  son las alas de Ícaro, que otra vez cae sin romperse desde el sueño.

  Y entra el boss con lo suyo que es la “Refundación de la palabra”, yéndose a Prometeo… Es aquello que nos esconde en la intemperie, mas no temamos las dudas… Pero llega muy certero al “Valor e inteligencia”: que la palabra verdad tenga la forma de tu boca…

  El salto llega entonces cerca de los ojos de Rocío, que afectada de deseo recuerda a Luis Rosales…, náufrago que cuenta las olas que faltan para morir. Sólo se equivocó en lo que él más quería. Se provocó entonces el deseo de hablar de sus relaciones con Lorca… Se llega entonces a cierta calma, a cierto paraíso.

   Por fin calmado el angelote que observa caballos exaltados, Rocío nos lleva como en una carroza de las que llegan al palacio para ese baile donde el erotismo se calza con oro, con su obra, “Cuando los dioses estén de tu lado”. Él era un hombre bien pertrechado de vitalidad, era el mismo Ícaro ya resucitado y que todo le salía bien. Tiene un deseo brutal y ambiciosísimo, conquistar a Doña Sol, bellísima de ojos verdes. ¿Me permite sentarme con usted? Pero todo resulta difícil, ella la bella, está a su libro, aunque está bellísima, pero ella…, ni mirarle un instante. Sigue en su deseo Ícaro de conquista, pero ella se pone de espaldas…, sería entonces el hazmerreír de todos. ¿Cómo pudo pretender picar tan alto? Al fin consiguió otra dama bajita y dulce que le ofrece compañía. De esta forma entonces los dioses se pusieron de su lado.

  María Antonia aunque afectada como todos por el angelote, no tenía ganas de hacer nada, pero escuchó entonces a esa criatura de los caballos y nos dijo enseguida que había escrito “Arquitecto”…, el mejor constructor de la ciudad, su hijo obediente le acompañó en la tarea, y pudo surcar los aires con unas fastuosas alas.  Entonces habló Alberto interpretando los pensamientos del pequeñuelo: este poema me suena a relato bueno.

  No puede más ocultar entonces sus quereres nuestro José León con dos sonetos que parecen evocar de nuevo el fantasma de Cernuda, en el primero el de “Ícaro volando” se horadan canteras y se oyen aullidos furiosos que parecen paraísos vivos como en el cuadro, en el otro el de “Ícaro caído” se instala en la tele, nada arriba y abajo, o sea tal vez el infierno, con sus alas quemadas.

  Entonces el ser volador que estaba tras del animal, fue repentino al semblante auditor de Carmen, que provocada por los sonetos no pudo ocultar el pensamiento calderoniano de, no hay locura mayor que la cordura..

  Paloma H. tocada de deseo alcalaíno, donde son frecuentes carreras cervantinas, nos evoca dos deseos de hondo calado amoroso y erótico. Uno lo llama “El primero”, donde todo empieza muy intenso muy sensual, pero se descubre que el primer beso fue a otra boca… Luego sus quereres van hacia otra esfera en su escrito: “El discurso del premio Nobel”, que tenía un cazamariposas, pero no podía capturarlas. Pero sí pudo con los rayos de luz llenarlo de palabras, sería escritor.

   Y aquí esa criatura que observa a los raptores, se acercó a Paloma S. que continúa su relato de lo siguiente, que llega ahora, mientras yo me voy ya contento de presenciar tantas energías que van y vienen del cielo al infierno y al contrario en esta primera parte de la bitácora.

Juan Antonio Arroyo
15 de noviembre de 2013









Escena 2ª: 
por Paloma Sánchez

Isabel: memorial de flamenco

Coro: rebota, rebota y en tu culo explota…

Ana: …¿queréis una queimada?

Coro: …todo lo que digo será para tu boca. 

Isabel: suena la campana, las raíces del flamenco traspasando el corazón, aforismos de la India, alquimia de sangres, la última habitación del torrente por los teatros del mundo.

Javier: propongo deshacer enumeraciones y convertirlas en estribillos.

Isabel: rostros, poema recién escrito, inédito. El tiempo presente ha sellado los labios de los  hombres poderosos sin que me pese el aire.

Cinta: ni poesía ni cuento, ni nada; puro material literario y mitología. Zeus siempre pendiente de castigar. La Hecatombe es un diluvio, se inunda el Peloponeso, la pareja llega al Parnaso, se aflojan la túnica y tiran los huesos de su madre por la espalda. Las piedras caen y se hacen hombres y mujeres. Van con sus muertes a cuestas.

Coro: hablan todos a la vez y no se entiende.

Alberto: Borges, ciego completo enumera libros haciendo burla a todos.

Horacio: Era la literatura viva, imponente presencia. Paseé ante el genio y no me di cuenta.

Alma: lee por la calle a Cernuda, otro día nos habla de Pentesilea, muerta por Aquiles, educada por una osa y buena en la lucha. Mata a su hermana.

Ana: frío fuego, mi hermano me daba y quitaba la vida. Salió dolor, yo, el cobarde, tuve miedo, ya no sentía nada, mi castigo fue ser el hermano de Prometeo.

Carmen sobre asesinos históricos. La condesa de Bátoli se bañaba en serie. Un grito. Yo en la silla de ruedas. Hacía 25 años que no ocurría nada parecido, tantas jovencitas muertas. No se halló indicio alguno.

Paloma: me estoy convirtiendo en piedra

Javier: el torrente de palabras suena como tú…

Paloma Sánchez
20 de noviembre de 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

9ª Jornada/VII año: Miércoles, 6 de noviembre de 2013


Yo, notario ad hoc de la República de las Letras...

Yo, notario ad hoc de la República de las Letras, tras franquear d(e)uros y mares, me constituí en el café Ruiz, del barrio de Malasaña, para participar de la tertulia Rascamán, coordinada por el poeta Javier Díaz Gil, y dar fe de sus actividades literarias.

En tal misión, pude constatar el trato amigable que se dispensaban los contertulios, con qué interés y aplicación escuchaban sus lecturas, y con cuánta libertad y acierto opinaban sobre lo que se leía, sin otro propósito que mejorar los textos, y bajo el atento cuidado de Javier, que advertía en el acto cualquier error o repetición.

El orden de llegada, y de lectura, fue el siguiente:

1. Rocío Díaz Gómez (trajo su relato premiado: Aquella manía de atarte los zapatos).
2. José María Herranz  (poema Monoteísmo).
3. Aureliano (poema Caronte).
4. Paco Fenoy (poema De la gran soledad).
5. León (recitó el haiku Gota de lluvia).
6. Javier.
7. Horacio (poema Lámina 7).
8. María Antonia (poema La losa).
9. Cinta (poema Pareja de baile).
10. Carlos Ceballos (dos poemas).
11. Alma (relato Pantallas).
12. Ana González (poema sin nombre).
13. Alberto Torres, (fragmento de El juego de Ender, novela de Orson Scott Card).
14. Adriana Gª Rama (los pasajes Alejandra y Naira, de su novela en curso).
15. Paloma Sánchez.
16. María Jesús Briones.

Visto y oído todo esto, y en violación a mi imparcialidad de notario, hablé de lo bien que la había pasado y de cuánto me gustaría formar parte, aunque sea a la distancia, de la tertulia; petición que fue aceptada por medio del coordinador, recibiendo la bienvenida de mis flamantes compañeros.

Así fue como pasé de escribano a escriba de la orden tertuliana.


Firmado y sellado en la ciudad de la Villa y Corte, a los seis días del mes de noviembre de dos mil trece. 


Horacio Herrera
20 de noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

8ª Jornada/VII año: Miércoles, 30 de octubre de 2013


1. Bitácora  inconclusa de la Resurrección de la Carne
por José León Cano 

-Amados amadísimos –entonó el abad en humilde falsete-, ¿acaso las tentaciones no son tan hijas de Dios como las avecicas del campo?  ¿Quién dijo que fueran cosas del Diablo, o que el Diablo no fuera cosa de Dios?

Hubo un murmullo de aprobación en aquel inusual convivio, formado por monjes y monjas un tanto montaraces.

-¿Por qué, entonces –prosiguió- tenemos aherrojadas a esas dichas tentaciones, en vez de darles vuelo para que probemos, frente a ellas y frente al ímpetu de las carnes, la fortaleza de los espíritus?

Una sor sonrió en sordina.

 -Pensad, hermanos, reflexionad hermanas –continuó fray León de la Santa Compaña, esta vez con la voz más engolada, y con un breve matiz de pimienta que recordaba el timbre de los abates dieciochescos-, reparad todos no sólo en la brevedad de la vida, sino en que la pasamos tan ricamente a cubierto de sus tormentas en estos claustros espesos donde florecen, sí, las virtudes cristianas, pero se agostan esos inocentes vicios que la hacen soportable y hasta gozosa, como el primer vaso del vino otoñal…

Y dicho esto, fray León, escudándose en el catarrazo de caballo que lo consumía, se echó al coleto un vaso de aparente leche caliente que, sin embargo, enmascaraba los mil dragones de un poderoso coñac.

La beata concurrencia, reunida en el refectorio de la abadía de San Ruiz de las Calzas Verdes –donde los hermanos cocineros cobran tan caro sus míseras colaciones-, tenía los dedos entrelazados sobre la mesa y los ojos bajos, acatando las palabras abaciales con la unción propia de su monacal recato…, pero una mirada más atenta hubiera descubierto, en el rictus de sus bocas, expresiones de mal disimulada lascivia, esas mismas que preceden a solitarias prácticas en la más celosa intimidad de las celdas, cuando no a encuentros cautelosos en la tercer fase. “Porque –pensó sor Cinta Rosa de las Aparecidas con buen criterio- la jodienda no tiene enmienda.”

El ya crudo octubre enfoscaba los aires de la tarde como un mal presagio invernal. Pero allí estaba, presidiendo y calentando el beato cotarro, nuestro reverendísimo y amadísimo obispo, Dom Javierus de la Buena Mitra, cuya proverbial campana, destinada a poner orden y recato cuando las aguas pretendían salirse de los cauces canónicos, guardó sin embargo un facundo silencio durante toda la sesión, como implícito plácet a don Carnal, sin cuyos escarceos y cuchufletas no tendría sentido alguno su sucesora y matadora, doña Cuaresma.

“Qué maravilloso invento es el pecado –murmuró entre dientes el más volteriano de los cofrades, el hermano Franciscus Fenoy del Perpetuo Socorro-: nos prohíbe el goce y, al tiempo, nos sahumeria con el humo ilusorio de goces sin cuento en la otra vida. Razón puede que tengan quienes maldicen que vendemos humo a precio de oro… Si al menos fuera de marihuana…” Pero Dom Javierus le mandó silencio.

Y así pudo continuar fray León su perorata, a garganta cascada por el resfrío, concluyéndola de esta guisa:

-Demos, pues, libre curso a lúbricos pensamientos; pero hagámoslo de modo y manera que la belleza de nuestros verbos los purifique y eleve a las puertas místicas; del mismo modo que, si los arrebatos teresianos procedían de la indomesticable carne de la santa, eran sin embargo el motor de sus ascensiones y levitaciones paradisíacas.

-Así sea –confirmó nuestro bienamado obispo- y comience el debate sensorio la amabilísima hermana sor María Antonia del Copo Celeste, por ser la primera que acudió a nuestra convocatoria.

La susodicha sor se desnudó de tocas, acarició sus áureos cabellos con santa coquetería, y cargando de arrebatadora malicia sus bellos ojos negros oscurísimos, dijo:

“Corazón, no jadees
porque el deseo te acucie.
Primero devoro tu boca;
Después aprieto mi cuerpo a tu sexo,
Terso y excitado,
Y también me lo como…
Gocemos hasta que no quede una sola gota
De esperma en tu miembro enhiesto…”

Hubo risas y múltiples gorjeos, como de palomas y palomos arrebatados en exiguo palomar. Porque poema, aquello era poema, pero tal vez demasiado indirecto, demasiado polisémico, demasiado oscuro…, tal vez al objeto de que cada cual pudiera entender como quisiera sus abstrusas palabras. Que la poesía es buena o mala, tanto si se entiende como si no.  ¿Aquella se entendía tanto que no había manera de entenderla, o a la viceversa? En cualquier caso, corroboró divertida la asamblea, la de nuestra beata compañera era buenísima.

Alguien habló, haciendo exégesis del poema, no se sabe si de la importancia de los tamaños o de si los tamaños no tenían importancia. Y se cedió la voz y la palabra a sor Cinta Rosa de las Aparecidas, quien, renunciando a hábito alguno, lució su espléndida belleza en oscuro traje secular, y dijo:

“Navego en el mar de tu saliva
y el barco bronco de tu mástil
me aprisiona, pirata;
pirata tú. Yo la cautiva”.

El humilde cronista, que para todo servía menos para escribir de oído, pues los tuvo algo chungos, no certifica que fueran exactamente así las palabras de la bella hermana Cinta, pero sí muy parecidas, pues la de las Aparecidas siempre habla alto y claro, y no fueron nada necias sus palabras, por más que los oídos fueran algo sordos, y siempre queda en el caletre, y en la péñola, algo de la verdad de lo escuchado.

Escuchado y alabado, con justicia, por la docta y santa concurrencia, que le dedicó enfervorizados parabienes.

Que también los recibió otra de nuestras espléndidas cofrades, la beata madre Isabel Morión del Esclarecimiento Divino, con versos de incontestable claridad, aunque un tanto heterodoxos, pues afirmaba que, “si el cielo no es lo que es, si todo está aquí, disfrutemos, por si acaso”.

Y disfrutaron, vaya si disfrutaron, resarciéndose así, aunque castamente, de las penurias, estrecheces y prohibiciones de largos años de enclaustramiento… ¡Oh, santísima Libertad! ¡Qué pocas veces recibimos los humanos tu sagrada hierofanía!

La novedosa expresión poética de sor María Antonia, “miembro enhiesto”, aún dio varias vueltas verbales en la mesa abacial, esgrimida con particular gracia por nuestro obispo bienamado y nunca bien ponderado. Y cuando tal pólvora semántica acabó de dar sus últimas explosiones, recobró la palabra, pues era su turno, aquel anciano abate de fray León, tan reverendo como reverdecido, quien a pesar de su demoníaco trancazo pudo balbucir un sacrílego soneto, de obscenidad manifiesta, que acababa con este terceto deleznable:

“Y yo me disolví, desparramé blancura
donde una rosa oculta en selva oscura
se abrió golosa al son de mis latidos”.

Tanto Casanova como el Divino Marqués se revolvieron en sus tumbas ante semejante atrevimiento. Pero don Carnal era don Carnal, y se pasó página.

Sor Rocío del Capullito de Oro y Grana, monja de fina estampa y verbo sutilísimo, deleitó a los enfervorizados hermanos, a las desatadas hermanas, con un relato surrealista y molón donde los hubiera, en el que se relataban los amores, no supo el cronista si imposibles, pero desde luego incestuosos, que con el título de “Tipografías” desarrollaban en el ordenador una letra Arial de cuerpo 12, “insinuante y desnuda, como a ti te gustan” y el cursor, un tanto celoso de un ratón juguetón. ¿Hubo o no menage a trois? No se sabe muy bien. Pero de tanto cachondeo electrónico, entre el cursor obseso, y las fuentes insinuantes -“¡Que vaya cuerpos se le ponen a las letras en verano!”- , el cuerpo 12 Arial se volvió cursiva… Y colorín colorado…

Dom Javierus de la Buena Mitra hízose marítimo y sacó a colación un pez lúbrico de curiosa geometría e insinuante recorrido, pues que navegaba “por el caudal de tus rodillas/ de volcán diminuto, de negrura/ silencio de sangre acelerada /hundida al sur de los espejos…”, en un poema que acababa así de bellamente:

”Guardo en mi espalda el mapa de tus manos…”,

Pues lo poético de ningún modo está reñido con lo erótico, pontificó la concurrencia con santa unanimidad.
Fray Franciscus Fenoy del Perpetuo Socorro, rebelde de natura y no se sabe bien si sabiamente excomulgado, soltó una ristra de versos hermosos, aunque posiblemente non santos, en el que su heterónimo Fabiano hacía loor y encumbramiento de Venus lasciva y excitante y fiebres desatadas, en un soneto de padre y muy señor mío que fue loado, aplaudido y escuchado por segunda vez, al objeto de que la serpentina lujuria penetrase por oídos antiguamente castos, y en ellos depositara sus ardientes huevos; que polvos queremos, pues al polvo estamos abocados.

Y llegó sor Paloma: “Mi nido a sus espasmos feliz era”; y hablo sor Ana del Orvallo Divino, galaica de dulzura y de saudade, con algo muy de su tierra, un centollo donde “chupar la noche erótica”, y así sea.Y el padre Federico, quien nos habló de “Un santo canalillo por el que internarse como barco por el Canal de Suez”. Y sor Alma del Monte Caramelo, quien afirmó la dificultad de escribir sobre el sexo, tanto en prosa como en verso, y el hermano David de la Sagrada Honda, quien nos deleitó con un fragmento de su novela en ciernes, que se desarrolla en el Hotel de las Delicias, habitación 503, entre revolcones, fuegos imprevisibles y ascensores que arden por la impaciencia que inspira el deseo.

Vinieron más, y más luego se fueron, que todos estamos aquí de paso. Y más le hubiera gustado quedarse en el refectorio a este cronista, que fue a la vez el abate fray León de la Santa Compaña, pero el catarrazo que le acometía le obligó a retirarse a sus lares, dejando que otra péñola mejor cortada que la suya continuase esta crónica. Inacabada, como lo es siempre la azarosa vida para quien intuye su próximo fin y desea el imposible de prolongarla un poco más.

Pero la Pelona nunca logra apagar la fiebre de la vida, ni suspender la eterna resurrección de la carne, por los siglos de los siglos, amén.

Nihil obstat.


José León Cano
6 de noviembre de 2013 










2. Rematada Bitácora con final de Carne Resurrecta
por Javier Díaz Gil

Y aconteció, tras tu marcha, querido anciano abate fray León que sor Alma del Monte Caramelo visitando prácticas heterodoxas nos habló con pasión de la diosa Hochún, diosa africana de la ternura. De tal modo impactó nuestros espíritus que fue calificada de cósmica por sor Cinta Rosa de las Aparecidas.

El sabio y leído Fray Franciscus Fenoy del Perpetuo Socorro, rebasadas ya las Vísperas y a punto de cumplirse las Completas, dejó caer una pregunta: ¿cuál de los tres autores griegos clásicos prefería la docta reunión?, ¿Esquilo, Sófocles, Eurípides...?

Y aclara Fray Franciscus Fenoy del Perpetuo Socorro que el mundo de Esquilo es cósmico, el de Sófocles social y, por último, paseando su mirada por cada uno de nuestros rostros expectantes, afirmó "y Eurípides, doméstico".

Del refectorio en el que físicamente estábamos, sor Ana del Orvallo Divino nos trasladó a la Biblioteca con la imaginación. Trocando el muy noble ejercicio del monje que transcribe lenta y minuciosamente antiguos manuscritos por una presencia placentera y febril de una sor de 65 años acariciándose al amparo del silencio claustral mientras descubre en un incunable una tal postura de la rana.

Cunden las medias sonrisas y los murmullos sofocados de monjas y frailes, fray León que ya no disimulamos.

Sobre las campanadas de las Completas desiste de leer por ser extenso su texto sor Carmen Frontera de las Haberlas haylas. Aires galegos y caricias nos esperan para el futuro.

Es por último que lee y con viva voz, Fray León, la hermana María Jesús de la Carne Resurrecta: un texto que ella tilda de explícito y que habla de hembra violentada.

Con la indicación sutil del obispo Javierus, salen los hermanos y hermanas del refectorio de la abadía de San Ruiz de las Calzas Verdes. Hay como un murmullo de voces y de sonrisas que no se desdibujan de los labios. Se pierden monjes y monjas por los pasillos de la abadía y se pueblan las celdas. Nadie preguntará mañana, Fray León, si cada uno ocupó su lecho esta noche de octubre.

Javier Díaz Gil
11 de noviembre de 2013